Web de Félix Sautié Mederos

No puedo regresar a La Habana, sin hablar de dos amigos de Mallorca.

En Palma de Mallorca, mi encuentro con amigos entrañables de la Cuba de siempre y con una hermosa iniciativa solidaria…

Queridos lectores de Crónicas Cubanas, realmente no puedo regresar a La Habana después de mi viaje a la España ancestral por mis ochenta años, sin hablar de dos amigos del alma en Palma de Mallorca, la última escala de mi viaje actual. Desde 1964 a la fecha en que he estado viajando con regularidad a España, he cultivado mucha amistad recíproca con camaradas y amigos siempre leales y solidarios que son expresión de la nobleza quijotesca, familiar y cercana del pueblo español que tiene mucho de hidalguía y de sentimientos. No me es posible mencionarlos a todos, porque son muchos en el tiempo y algunos ya no están presentes en este mundo. No quiero cometer omisiones imperdonables porque ya mi memoria no es tan eficiente como lo era de joven, y muy en especial no lo es precisamente en este viaje en que he regresado a España para celebrar mis 80 años. Mis amigos lo saben y siempre están y estarán presentes, incluso hasta cuando me toque marcharme definitivamente rumbo a la Casa que no se Acaba en donde habitaremos todos cuando por Ley de vida nos llegue nuestro momento final.

En consecuencia, no puedo regresar a mi Habana Maravilla después de 60 días de peregrinaje ibérico sin hablar ni recordar a mis amigos del alma con quienes he podido contactar, teniendo muy en cuenta que posiblemente a algunos no los vuelva a ver más en este mundo que nos ha tocado vivir. Incluso quiero expresar que mi amigo de muchos años don Jacinto Rey me visitó en su yate “El Espíritu de Xarey” en el que navegó hasta Palma de Mallorca, en un gesto que no puedo olvidar. No puedo hacerlo con todos, aunque en mis crónicas de viaje he hablado de algunos, por eso me referiré por el momento a dos en Palma de Mallorca. Tengo raíces muy españolas, mis abuelos maternos nacieron en Las Palmas de la Gran Canaria y fueron traídos a Cuba en el 1897 con una emigración canaria que el gobierno español representado por el Capitán General de entonces en Cuba Ramón Blanco, en aquella época de guerra realizó como parte de una campaña militar para poblar a Cuba de hispánicos.

Siempre en el entorno de mi casa paterna tuve la presencia de múltiples españoles asentados en Cuba, muchos eran los amigos y socios de mi padre, otros profesores, sacerdotes y hermanos Maristas con quienes me eduqué por recomendación de quien fuera mi preceptor en los primeros años de mi vida como hijo de familia acomodada entonces, un maestro y poeta negro de gran cultura que nunca he podido olvidar. De los hermanos maristas quiero decir que fueron los primeros que sembraron en mi la fe católica que profeso y un especial amor hacia la Madre España. Confieso, además, que con los años he escrito mucho sobre la tierra de mis ancestros.

Palma de Mallorca en esta ocasión como en otras últimamente ha sido la escala final y de asentamiento definitivo de mi viaje a España. Tengo en Mallorca una parte importante de mi familia en la diáspora junto con mis nietos españoles, mi hija, mi hijo, mi yerno, además mis consuegros madrileños y otros familiares en toda España. Entonces Palma de Mallorca es la escala más importante de mis viajes últimamente, de la que me llevo en mi regreso a La Habana   la impresión final de mis últimos encuentros 2018 en mi España ancestral.

Quiero pues hablar, en esta crónica de dos de mis amigos de Palma de Mallorca, que pueden ser perfectamente la representación de todos los que tengo en la España ancestral. El primero es don Gonzalo López Nadal un mallorquín de pura cepa, amante de la Cuba revolucionaria a la que visita con mucha frecuencia. Gonzalo fue quien primero me abrió camino hacia los medios locales de comunicación de Mallorca en donde pude expresarme hace algunos años, no así en el presente 2018. Con Gonzalo mantengo un intercambio permanente. El otro amigo es un militante socialista de muchos años(PSOE) y Presidente de la Casa de Amistad Cuba Baleares, don Gerardo Moya Noguera con quien he establecido una comunicación muy fructífera; y a quien conocí por intermedio de mi colega y camarada de lucha de muchos años Pedro Martínez Pires.

De Gerardo y de la Casa de la Amistad Baleares-Cuba, no puedo regresar a La Habana sin hablar positivamente de una iniciativa política de solidaridad con Cuba muy interesante que me explicó en detalles mi amigo Gerardo, aunque aún está pendiente de una respuesta concreta desde La Habana. La iniciativa en cuestión se refiere al envío a Cuba para exponerla, de la silla de Antonio Maceo, mantenida durante años en un museo militar español como trofeo de guerra. Ellos hicieron todas las gestiones al respecto en la que se involucraron importantes políticos de izquierda de Mallorca y lograron que el trofeo fuera transferido a un museo civil de Palma de Mallorca como primer paso del envío a Cuba. Su preocupación al respecto es que, desde el 2016 fecha de inicio de la iniciativa, ha acudido a diversas instancias oficiales cubanas a su alcance, sin recibir una respuesta efectiva al respecto de si la aceptan o no; lo que ya en el 2018, lo ha puesto en una situación embarazosa con quienes en Mallorca lo han acompañado en este empeño de amor y solidaridad por la Cuba revolucionaria y le plantean la necesidad de una respuesta concreta al respecto. En mi opinión es un proyecto muy solidario que requiere atención y respuestas francas, transparentes y agradecidas, sin dilatarlo mucho más.

Así lo pienso y así lo expreso haciendo en uso de mi derecho a opinar, con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.

  0  Comentarios

  Aún no se ha agregado ningún comentario.

  Deja un comentario

- No se permiten insultos, ni palabras soeces o despectivas.
- No se permiten alusiones ofensivas sobre personas, hechos ni entidades.
- No se permiten conceptos racistas ni irrespetuosos a la diversidad de opción de las personas.
- No se permiten amenazas de ningún tipo.